Unas botas, una pala, un rastrillo y unas tijeras de podar setos, entre otras herramientas, son las principales fuentes de exploración. Cinco, diez, doce y hasta veinte niños y niñas en fila india caminando hacia la huerta, esperando las instrucciones de su docente para dar inicio a una hermosa tarea: explorar las plantas, sus beneficios, sabores, colores y formas; los tipos de suelo y las cualidades de este para la siembra.
La huerta del Colegio El Triángulo, un espacio para establecer relaciones con la tierra, los animales, las plantas y, por su puesto, con las personas, fomenta la empatía y le brinda protagonismo al cuidado de la vida.
La granja y el mariposario también se han convertido en espacios no solo para la exploración de diferentes ecosistemas y el conocimiento sobre variedad de plantas, también, nos han ayudado a promover el contacto y respeto por ellas, hasta el punto de evidenciar cómo la biodiversidad transita por los pasillos y se vincula con estudiantes y docentes.
El Colegio El Triángulo tiene, dentro de sus múltiples responsabilidades, fomentar en los estudiantes el respeto por el entorno, la asertividad en su cuidado y la protección de las diferentes especies y recursos naturales.
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