Por la docente de Cátedras Virtuales, Pilar Rave.
Así es, a lo largo de la vida, pasamos por momentos de desesperanza, que llevan a replantear si realmente vale la pena continuar con determinadas acciones cuando se siente que todo se perdió. Muchas veces consideramos las pérdidas como parte de la vida que no pueden recuperarse, pero debemos de tomarlas como grandes lecciones, ya que al mirar para atrás se requiere comprender porqué se falló y a la vez que oportunidades de mejora tenemos para no volver a cometer el mismo error.
¿Por qué ofrecer mi corazón? Todos nuestros actos deben estar encaminados a realizar cada acción con amor, no simplemente por cumplirlas o por obligación, en varios aspectos de la vida, como es el caso de las tareas laborales, domésticas o en algunos casos aquellos compromisos adquiridos con quienes hacen parte de nuestro círculo social mas cercano. Es importante tener presente que nada debe forzarse, de lo contrario los resultados nunca serán los mejores y a la vez entender que el tiempo es el gran maestro del aprendizaje para la vida.
Y no debemos olvidar que son las acciones cotidianas, como saludar, agradecer, solicitar un favor con cordialidad, ser puntales, sonreír, no discutir cuando se considera que se puede ocasionar un conflicto, cumplir con las normas de tránsito, ceder el paso, respetar la opinión del otro a pesar de no estar de acuerdo, reciclar, comprar productos mas amigables con el medio ambiente, ayudar al otro cuando mas lo necesita, ser honesto, las que contribuyen a mejorar en lo personal y aportarle un grano de arena a la construcción de un mundo mejor posible.