Por la docente Jellen Córdoba
“Aprender sin miedo, actuar en plenitud consciente”
Rudolf Steiner.
Establecer un puente de estrecha comunicación entre el niño y la música puede ser la finalidad básica de una educación musical. Esta tarea requiere de un método que incluya aspectos esenciales como entrenamiento auditivo, la entonación y el movimiento acompasado.
Lo que no imaginamos es lo que despierta en el niño este desarrollo paulatino de habilidades para escuchar, sentir y comprender la música.
Realmente se está potenciando la atención en calidad y cantidad, la percepción de su mundo interno y externo; familiariza el oído con nuevas sonoridades facilitando el aprendizaje de lenguas extranjeras y en general, favorece todo tipo de aprendizaje por el establecimiento del orden en sus ritmos corporales.
Particularmente su sensibilidad y emocionalidad son fortalecidas por toda expresión artística, influyendo en la construcción de la voluntad y el punto de vista estético.
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