Nuestro método de intervención pedagógico esta construido sobre tres pilares esenciales que, desde nuestra filosofía institucional, nos llevan a cumplir con nuestra visión y con el compromiso de formar un ser humano en y desde el Sentir, el Querer y el Pensar.

PENSAR: Como oportunidad de aprovechar al máximo los talentos personales en la conversión social, teniendo como pretextos pedagógicos elementos de la metodología Waldorf, el constructivismo, la pedagogía para la comprensión, la pedagogía activa y el qué hacer pedagógico.

SENTIR: Ocupándose de fortalecer la autoconciencia emocional y asegurar su autorregulación; vínculo preciso para ejercer un impacto verdadero y positivo en los demás.

QUERER: Es la educación de la voluntad con libertad y responsabilidad, es el permiso de la controversia con aporte. Aprender a decir NO con argumentos y con razones.

La articulación de estos tres principios fundamentales, exige que el proceso de enseñanza – aprendizaje se centre en la experiencia, partiendo de la concepción que el conocimiento es la construcción que realiza el estudiante a través de su interacción con el medio. El conocimiento de la realidad será más o menos comprensible para él o ella dependiendo de los instrumentos intelectuales que posea, es decir, de las estructuras operatorias de pensamiento.

Y es precisamente a través de las experiencias  que el colegio El Triángulo busca desarrollar aprendizajes duraderos enfrentando a los estudiantes a situaciones reales y simuladas enfocadas desde un tema u objeto de conocimiento, permitiéndole de esta manera dar respuesta a conflictos personales, educativos y familiares. Este componente en los procesos de formación, une la educación a la vida diaria e intenta lograr que el estudiante aprenda a construir nuevas realidades o significados a medida que interactúa con su entorno y pasa de realidades puramente individuales a realidades compartidas, colectivas y consideradas universales. Con este componente se les permite argumentar puntos de vista, exponiendo sus habilidades, destrezas y actitudes, asimilando de una forma activa los procesos, objetos y fenómenos físicos, biológicos, antropológicos, psicológicos y sociales con los que interactúan.

Cuando un estudiante se enfrenta a una situación real a partir de la cual necesita leer un texto, documentarse, consultar y discutir, pone en juego sus competencias anteriores y debe elaborar nuevas estrategias para llegar al final de determinada tarea. Esa experiencia real obliga de manera natural a que ponga a funcionar sus conjeturas sobre qué hacer y cómo hacerlo; es decir, intenta unir el aprendizaje y la vida, aspiración eterna de toda pedagogía progresiva y activa.